| CONOCIÉNDONOS/Gastón Maldonado |
Soy la mayor de mis hermanos, pero debo admitir que soy muy débil de carácter y en casa casi nunca, por no decir nunca, me respetan, ni mis hermanos y tampoco mis padres. Siento que yo soy la causante de este mal, porque no me doy mi puesto. Por tener tan baja autoestima he incurrido en muchas malas decisiones, una de ellas fue casarme con alguien del cual no estaba segura, ahogar mis penas en la comida, nunca terminar una meta o logro, entre otras.
Hola Gastón espero estés muy bien, siempre que puedo leo tu columna y al fin me decidí a escribirte. Mi nombre es Viviana, tengo 28 años y soy madre de un hijo precioso. Estoy separada hace más de un año de mi esposo y luego que nos separamos no supe más nunca de él, tal parece que la tierra se lo tragó. A raíz de todo este problema tuve que regresar a vivir con mis padres, lo que se ha convertido en una situación muy difícil y en algunas ocasiones, imposible de sostener. Soy la mayor de mis hermanos pero debo admitir que soy muy débil de carácter y en casa casi nunca, por no decir nunca, me respetan; ni mis hermanos y tampoco mis madres. Siento que yo soy la causante de este mal, porque no me doy mi puesto. Por tener tan baja autoestima he incurrido en muchas malas decisiones, una de ellas fue casarme con alguien del cual no estaba segura, ahogar mis penas en la comida y nunca terminar un plan que me proponga para alcanzar una meta o logro, entre otras. Mis madres me ayudan con la manutención de mi hijo y esto lo han tomado para otorgarse más derechos de los que ya tenían sobre mí. Las veces que he querido echarles un parado, no puedo lograrlo y al final termino llorando. Ellos se comportan como los que siempre tienen la razón y ante esa actitud, termino callándome la boca, para no sentirme malagradecida por la ayuda económica que me están prestando y por permanecer en su casa. Siempre que pueden me sacan en cara la ayuda que me dan; me dicen que no soy nadie; que metí la pata casándome, y mi papá usa calificativos como: “Tú nunca has servido para nada”, “Hasta cuándo te voy a seguir manteniendo”, “Cuándo será el día que te vas a graduar, para que te vayas de la casa”, y otras palabras más, igual de hirientes. Esto me ha causado tal daño, que he terminado creyendo que de verdad no sirvo para nada y que no soy merecedora de lo bueno que pueda darme la vida. Pero todas las noches veo a mi hijo y me digo a mí misma que tengo que salir de esta situación que tanto daño me hace, porque no quiero ser con mi hijo como mis padres han sido conmigo. Si bien es cierto que me han ayudado mucho y no lo puedo negar, también es cierto que no han sabido canalizar y no han encontrado la mejor forma para manifestarme lo decepcionados que están de mí. Es por esta razón que hoy te escribo, yo sé que puedo ser alguien, pero necesito las fuerzas necesarias para afrontar y tomar las riendas de mi vida. Necesito de tu ayuda.
Hola Viviana, mucho gusto en saludarte y gracias por escribir. Realmente es muy difícil convivir a nivel familiar en las condiciones que te encuentras dentro del hogar en el cual te formaste, y donde según tus propias palabras, nadie te respeta y además te humillan. Ese maltrato e irrespeto al cual te encuentras sometida, no es muy común que lo reciba el hijo (ja) mayor de la familia, el cual solamente se lleva a cabo, en aquellos casos como el tuyo, donde los padres anulan con su maltrato y descalificaciones la valoración personal de su hijo mayor, cuando consideran que no puede cubrir con las expectativas que se habían formado de su primer hijo y trasladan su preferencia, hacia cualquiera del resto de los hijos, que trate de ser como ellos quieren. Necesitas urgentemente buscar ayuda especializada, porque debes superar la baja autoestima, la dependencia y sumisión, dentro de la cual te has mantenido hasta hoy; aprender a valorarte como persona y rescates dignamente el respeto que te mereces y que no tienes dentro de tu familia. Por otro lado debes buscar tu independencia económica, lograr ser tú misma y alcanzar tus metas, lo cual sólo es posible cuando aclares cuáles son tus necesidades personales y objetivos como mujer y madre, a corto y largo plazo, ya que el hecho de haberte casado sin tener la seguridad de que tu esposo era la persona adecuada para ti, el sumergirte ahora en la adicción a la comida para esconder tu rabia, dolor y el sentimiento de culpa, son un reflejo de tu inmadurez emocional. Apóyate y déjate guiar, por la voz de tu conciencia o ser espiritual, que te dice que salgas de esta situación, cuando ves a tu pequeño hijo, al cual sientes que debes darle un modelaje materno y una formación diferente. Si te decides a superar tu situación, estoy a tu orden me puedes llamar, pero también puedes contar con un grupo de especialistas que existen en la ciudad, que te pueden brindar la ayuda que necesitas. Que Dios guíe tus pasos.
Si deseas plantear tu problema para recibir orientación y apoyo, puedes escribirme conociendonoslosdos@hotmail.com o llámame al teléfono 0414-8775169. Te invito a escuchar mi programa de orientación familiar Conociéndonos, por Pentagrama 107.3 FM de 11:00 am a 1:00 pm de lunes a viernes.
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martes, 17 de abril de 2012
CONOCIÉNDONOS/Gastón Maldonado
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